Vino con nosotros Nessa, la perra de Fergus. Me parece que recorrió más del doble que nosotros.
No es muy recomendable nadar en los lagos: tienen más profundidad de la que aparentan (especialmente el superior), y unido a que el agua está helada y que no hay sal, hacen de adentrarse en el agua algo bastante peligroso.
Antaño, el valle era un glaciar: se puede apreciar en la sección en forma de U.
Irlanda es bastante llana (el pueblo más alto creo que estaba a unos 400 m de altura), así que no hay desniveles especialmente grandes, lo que hacen de ella (especialmente de Wicklow) un buen lugar para hacer senderismo.
Cuando volvimos al lago inferior, nos tomamos un helado. Allí todos los helados son de máquina. Se llaman "99", nadie sabe porqué (yo creo que es porque antes costaban 99 céntimos, todo puede ser), y suelen ser de nata. Además, se le suele poner un... ¿flake? una especie de chocolatina con forma de prisma, de base cuadrada y unos 6-7 centímetros de altura. Está hecho de finas láminas de chocolate, enrolladas dejando aire entre medio. Es bastante curioso.
Por la tarde me dijo Eileen que su hija había pasado por casa y se había dejado el portátil, pero que no lo recogería hasta dentro de dos días. El problemilla era que ni ella se sabía la contraseña, ni había cable para cargarlo. Aun así, me subí a mi cuarto, cogí el disco de Ubuntu (al final, fue una buena idea), lo metí, y estuve navegando un rato (lo curioso es que ni tenían teléfono, porque estaba roto, ni ordenador, pero tenían contratada la línea de teléfono y de ADSL). Incluso escribí una entrada, pero no me dio tiempo a terminarla, la batería se acabó antes. El disco se quedó dentro, no pude encontrar ni un solo clip en toda la casa.
Más tarde fui a los cañones, pero volví pronto porque tenía bastante sueño.
Día 21: me levanté bastante tarde debido a motivos evidentes.
En clase hicimos algunos ejercicios, y como estaba diluviando, tuvimos que quedarnos en casa. Fuimos a Xtra-Vision, el videoclub (allí todavía quedan. Y no les va nada mal) a alquilar una peli. Después de un rato discutiendo, nos llevamos "El curioso caso de Benjamin Button". Error. El marco de la historia lo contaba una moribunda. No me enteré de nada. Aunque la película parecía estar bastante bien.
Después de cenar estuve leyendo Watchmen, y más tarde me fui con los españoles y el último grupo de franceses.
Día 22: en teoría, íbamos a ir a un sitio tipo
Quasar Elite, pero Fergus recibió una llamada y tuvo que ir a Dublín. Para hacer algo, reservó por Internet 4 entradas para ir a ver Harry Potter 6. Volvimos al Dun-Drum, el centro comercial, y mientras esperábamos a que fuese la hora de ir al cine, estuvimos dando vueltas. Los demás estaban mirando tiendas de ropa, así que yo fui a mi bola. Volví a la tienda en la que había comprado el Lego hacía unos días, y de repente veo "Lego sets: 50%". Entré mosqueado, y vi que el Lego por el que había pagado 35€ ahora valía 15. Eso sí que es tener mala suerte.
Llegó la hora de reunirse, y nos fuimos al cine. La verdad es que es bastante caro, 7€ por entrada.
La película era decente, pero estaba demasiado comprimida. Aun con todo, duraba más de dos horas. Además, la película es muy oscura: no hay ninguna escena en la que puedas mirar la hora en el reloj sin encender la lucecita.
Cuando terminó, uno del grupo se fue a tomar una hamburguesa al McDonalds, y yo aproveché para volver a la tienda a poner en práctica el plan que me había tenido pensando la mitad de la película.
Encontré al dependiente que me atendió la vez anterior, y le pregunté si los Legos estaban ahora mucho más baratos que cuando los compré yo. Me dijo que sí, que lo sentía. Luego le pregunté si el mío en concreto estaba también rebajado, y me dijo que sí. Así que le dije que suponíamos que yo le devolvía mi Lego, de 35€, y yo compraba 2 iguales con ese dinero. No lo terminó de entender, así que se lo volví a explicar. Cuando lo pilló, me dijo que si traía mi Lego, lo hacía. Yo entonces le dije que me iba al día siguiente (lo cual no era del todo cierto), así que le dije si podía ser ahora. Se lo pensó un momento, fue a la caja, y volvió con mi Lego.
Así que me fui de la tienda con un Lego que normalmente cuesta 35€ sin pagar nada.
Cuando se lo dije a Fergus, se asustó bastante, ya que creía que lo había robado. Por suerte, él sí que me entendió a la primera.
Cuando estábamos volviendo a Wicklow, me llamó Rita, la señora con la que estuve el año pasado. Resulta que estaba yendo con Kevin, el vecino, a Wicklow a visitarme.
Una hora más tarde estaba ya con ellos, y nos fuimos a pasear por Wicklow. Cenamos una hamburguesa (en el único restaurante propiamente dicho de Wicklow), y luego tomamos un helado (un 99). A las ocho, nos despedimos ellos se fueron, no sin darme Kevin un peluche que estaba dando vueltas por su coche.